
Tamizamos la harina y la reservamos en un bol junto con la sal.
En un plato batimos ligeramente los huevos y la yema.
Fundimos la mantequilla en una sartén o en el microondas.
Añadimos poco a poco los huevos batidos al bol con la harina tamizada, batimos constantemente con la batidora de varillas.
Incorporamos batiendo la leche de forma gradual, a la masa anterior y seguimos batiendo, así evitaremos grumos.
Ponemos el agua y seguimos batiendo.
En este momento incorporamos la mantequilla fundida y seguimos removiendo con energía.
La masa final debe quedar espumosa.
Mantenemos la masa tapada en la nevera un mínimo de 2 horas, lo ideal seria de un día para otro.
- Al sacar la masa debe quedar untuosa, sí está muy densa, podemos incorporar un poco de leche, removiendo bien.
Calentamos la sartén, esta debe estar suficientemente caliente para que la masa cuaje con rapidez.
- En esta sartén que me regalaron los Reyes Magos, hay un indicativo de que se ha llegado a la temperatura adecuada.
- Tampoco es adecuado que este muy caliente, ya que en este caso se dorará la crepe antes de cocerse.
Untamos mínimamente la sartén con un poco de aceite de girasol o mejor mantequilla.
Si nos hemos pasado retiramos el exceso de mantequilla.
Con un cucharon vertemos un poco de masa en la sartén caliente.
Removemos la sartén para que la masa recubra ligeramente toda la superficie.
Dejamos cocinar la crepe durante 1 ó 2 minutos aproximadamente.
Cuando la parte inferior adquiera un color dorado pálido, le damos la vuelta con la espátula.
La cocinamos por la otra cara hasta que también adquiera ese dorado pálido, otro minuto o dos.
Para que no se enfríen, las apilamos separadas con círculos de papel de horno, para evitar que se peguen.
Servir con los ingredientes que más nos gusten.
A María le encantan!!!