Lo primero que vamos hacer es limpiar y desbarbar los mejillones, sin romper la carne.
- Se puede usar un cuchillo o estropajo metálico limpio.
- Los enjuagamos bien.
- Descartamos los rotos.
Ponemos los mejillones en agua, con un poco de sal, tapados en la nevera, durante la noche anterior.
- Con esto eliminaremos la arenilla que pueda tener.
- A la mañana siguiente eliminamos el agua con la arenilla y los lavamos bien con agua fria.
Hacemos lo mismo con la chalota.
Pelamos y picamos finamente los ajos.
- Quitamos el germen, que es la parte más fuerte del ajo.
Picamos el perejil.
Cortamos unas rebanadas de pan y las tostamos.
En un cazo grande ponemos el aceite a calentar y salteamos las chalotas.
Cuando estén transparentes añadimos el perejil, la sal y la pimienta recién molida.
- Ponemos con cuidado la sal, ya que los mejillones ya de por si esta salados por el agua de mar.
Incorporamos los mejillones.
Añadimos el vino blanco seco.
Tapamos el cazo y lo dejamos cocer durante unos 3-5 minutos, agitando constantemente.
- No más de 5 minutos.
- Lo mejillones que no se abran, tendremos que descartarlos.
Una vez abiertos los mejillones, incorporamos la nata y removemos bien, para que se mezclen los sabores.
Servir enseguida los mejillones, adornados con un poco de perejil.
Acompañamos con las rebanadas de pan tostado, untadas con aceite.
En La Provenza, es muy típico acompañar este plato, con unas patatas chips.
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* El % del valor diario (VD), indica cuánto contribuye un nutriente a la ingesta diaria, de un adulto medio (8400 kJ / 2000 kcal).